
La tilde perdida y el modo en el que cambia de significado una frase entera
Vamos con otro de esos simpáticos gazapos —por decirles algo, ya saben lo que opino del asunto— que de vez en cuando se cuelan en los subtítulos de la tele. Quien siga el blog conocerá lo mucho que me gustan este tipo de cosillas, a las que ya dediqué en su día una entrada. Y así, de paso, rebajamos un poco la tensión de todos estos días de pandemia y encierro.
La errata que revisamos esta tarde es de Cuatro. Viene documentada en la imagen siguiente, en calidad «que te pillo con el móvil», y corresponde al programa Cuatro al día, que presenta el gran Joaquín Prat.
La clave para comprender la errata, como no se escapará a los atentos y bien duchos en ortografía lectores, radica en la falta de tilde sobre el «que» de la segunda línea. Un detalle que cambia por completo el significado de la frase.
De haber llevado la dichosa tilde, que sería en mi opinión lo correcto tras escuchar el mensaje al que subtitulaba el rótulo, la oración hubiese cobrado un carácter claramente interrogativo. Indirecto para más señas. ¿Qué será eso que nos espera en los próximos días? Suena coherente. El experto a quien entrevistan nos va a revelar su predicción sobre el futuro y tiene previsto, tras haber estudiado como nadie la curva de contagios, manifestarse sobre aquello que todos desconocemos y que todavía está por llegar.
Que no deja de ser cosa inquietante por otra parte. Más teniendo en cuenta la pregunta que aparece encima, sobre si ha pasado o no lo peor.
Pero claro, la tilde no está. Como Laura en la canción. Y la frase pasa por arte de magia —o por arte del idioma— a tener un significado bien diferente pues. Perdiendo todo ese carácter interrogativo que antes decíamos… y volviéndose más inquietante si cabe.
Porque el experto nos dice —nos explica, para ser exactos— que ahí nos espera él. Y que en los próximos días permanecerá paciente, aguardándonos a todos. O a quienes acudamos, en último extremo. Pero que él, lo que es el propio experto, él va a estar esperando.
Algo que así bien visto y mezclado con la pregunta inicial, la de arriba, resulta más amenazante aún. Porque no, señores. No ha pasado lo peor. Lo peor es que el experto nos está esperando los próximos días. Y no sabemos con qué intenciones.
Joaquín, ya sabes. Tírale de las orejas al de los rótulos. Sugiero un par de días sin postre.

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